El libro de Patrick Lencioni trata de 5 tentaciones en la
cual sucumben los gerentes o que en algún momento la mayoría de ellos pudieran
caer en una o más de las 5 tentaciones que los acechan ya que ser gerente de
una organización es uno de los retos más difíciles que una persona puede
enfrentar en su carrera profesional.
Esté es un libro que nos hace ubicarnos en nuestro comportamiento
del día a día en el ámbito del liderazgo, y nos recuerda si en algún momento
hemos caído en una de las tentaciones que describe el autor.
El libro cuenta la historia de un gerente llamado Andrew O´Brien
quien se desempeñaba desde hace un año como gerente de una empresa de
tecnología llamada Trinity Sistem el mismo se encontraba preocupado por los
resultados arrojados de la empresa y que debería rendir cuenta a la junta
directiva de su primer año de gestión como gerente.
Ya siendo casi la media noche cuando el gerente de Trinity
el sr. Andrew decide regresar a su casa a descansar con su familia, se percata
que no podría salir en su vehículo debido a que el puente que le conducía a su
hogar se encontraba cerrado hasta el amanecer por encontrarse en reparación,
por lo que decide tomar el subterráneo el metro es allí donde conoce al sr.
Charlie, quien busca entablar una conversación con él; al principio Andrew no
se encontraba dispuesto a hacerlo, más sin embargo accedió, y se llevó la
sorpresa de su vida.
Charlie, el compañero de conversación empezó hablando sobre
su padre, el cual le comenta que fue gerente de un ferrocarril, y a través de
ejemplos le comenta a Andrew las cinco
tentaciones de un gerente:
La primera tentación: Anteponer la posición a los resultados "El Ego"
Los gerentes antes de llegar al cargo como gerentes cumpliendo otras funciones, son muy cuidadosos y detallistas con los resultados de sus proyectos o actividades, más sin embargo cuando llegan al puesto que siempre han querido, todo cambia, de allí en adelante se encargan por proteger su puesto y carrera en lugar de los resultados que debe generar la empresa, es por ello que una vez que el ego queda satisfecho la persona se dedica a gozar de los frutos de su nueva posición y se olvidan de alcanzar los resultados de la organización y hacen oscilar lo alcanzado.
La segunda tentación: Anteponer la popularidad a la necesidad de exigir cuentas "El Populismo"
Está tentación trata de que en algún momento hemos tratado de simpatizar a nuestros subalternos inmediatos, lo que nos hace muchas veces difícil el hecho de exigirle cuentas y resultados a través de la responsabilidad que ellos mismo debe tener para con el departamento, la gerencia y la organización.
El gerente debe hacer el esfuerzo para lograr el respeto de su equipo de trabajo más que el afecto, de esta forma es que se logra obtener buenos resultados.
La Tercera tentación: Anteponer la certeza a la claridad "La certeza por encima de la claridad"
Cuarta Tentación: Anteponer la armonía al conflicto productivo "El Conflicto"
La primera tentación: Anteponer la posición a los resultados "El Ego"
Los gerentes antes de llegar al cargo como gerentes cumpliendo otras funciones, son muy cuidadosos y detallistas con los resultados de sus proyectos o actividades, más sin embargo cuando llegan al puesto que siempre han querido, todo cambia, de allí en adelante se encargan por proteger su puesto y carrera en lugar de los resultados que debe generar la empresa, es por ello que una vez que el ego queda satisfecho la persona se dedica a gozar de los frutos de su nueva posición y se olvidan de alcanzar los resultados de la organización y hacen oscilar lo alcanzado.
La segunda tentación: Anteponer la popularidad a la necesidad de exigir cuentas "El Populismo"
Está tentación trata de que en algún momento hemos tratado de simpatizar a nuestros subalternos inmediatos, lo que nos hace muchas veces difícil el hecho de exigirle cuentas y resultados a través de la responsabilidad que ellos mismo debe tener para con el departamento, la gerencia y la organización.
El gerente debe hacer el esfuerzo para lograr el respeto de su equipo de trabajo más que el afecto, de esta forma es que se logra obtener buenos resultados.
La Tercera tentación: Anteponer la certeza a la claridad "La certeza por encima de la claridad"
Está tercera tentación trata de que el gerente no toma decisiones por temor a equivocarse la necesidad de tomar las decisiones correctas y tener certeza, se debe tener claro que nos encontramos en un mundo de incertidumbre, así que no se pueden postergar decisiones ya que ello conlleva a que los subalternos vacilen en la búsqueda de respuestas.
En el puesto de dirección una de las cosas más importantes es tomar decisiones, sean estas acertadas o no, solo hay que tomarlas, tal como dice el autor en el libro, “los gerentes no piden cuentas porque no se han tomado la molestia de expresar claramente lo que esperan de la gente”.
Cuarta Tentación: Anteponer la armonía al conflicto productivo "El Conflicto"
Está tentación trata de que el gerente a veces confunde la armonía, con las buenas relaciones entre los integrantes del equipo de trabajo. La armonía puede cohibir el conflicto productivo, la tormenta de ideas con respecto a un tema en común, lo que trae consigo malas decisiones, definitivamente para poder tomar buenas decisiones óptimas es necesaria la participación de la mayoría, y colocar en la mesa todas las ideas, para así lograr mejores resultados.
Quinta decisión: Anteponer la invulnerabilidad a la confianza "La Gente"
La quinta tentación destaca el error que caen muchos gerentes con respecto a tratar de ser inmune a todo lo que pudiera en algún momento afectarlos o contradecirlos. La idea siempre es incentivar a la discusión, no tener miedo en que cuestionen en algún momento las ideas que se aporten, de eso se trata el liderar, no solo de dirigir, sino también de iniciar discusiones prosperas donde se puedan llegar a buenas conclusiones.
Todas estas reflexiones tan importantes Andrew las obtuvo de Charlie, durante un sueño en el transcurso de su camino a casa en el tren, esta extraña experiencia hizo que Andrew bajara un poco la presión con respecto a la reunión que tendría al día siguiente.
La hora de la reunión llego, y todos esperaban a Andrew en la sala de juntas, al entrar la misma estaba llena, pues era la reunión anual con la junta directiva, donde se encontraba el presidente y doce miembros más entre ellos subalternos de Andrew.
La reunión se llevó de la mejor manera, pues a pesar de que la empresa no llevaba números muy alentadores, para la junta directiva en su mayoría eran resultados aceptables, el presidente al tratar de culminar la reunión fue interrumpido por Kathryn Petersen de B&B Securities, quien realizo una serie de preguntas y cuestionamientos a Andrew, en ese punto la reunión se puso tensa, de tal forma que mucho de los colaboradores de Andrew se pusieron a la defensiva y buscaban dar respuestas a las inquietudes de Kathryn, de tal punto que el presidente intervino para bajar los ánimos.
Más sin embargo Andrew, interrumpió la conversación aceptando delante de todos que tuvo la culpa de muchos hechos que sucedieron en la compañía y que dieron como resultado la pérdida del puesto del gerente Marketing, todo ello por caer en las tentaciones que les explico Charlie.
Al Salir de la sala de junta, Para sorpresa de Andrew un empleado de mantenimiento estaba terminando de colocar en una pared las fotografías de los gerentes que habían pasado por la compañía, en las mimas pudo ver a Charlie, el hombre calvo, el hombre alto, y al hombre elegante, del sueño de Andrew.
El autor del libro realiza un salto en la cronología del relato, de tres años. Nuevamente todos se encontraban en la sala de juntas; el presidente, los miembros de la directiva, gerentes y esta vez no se encontraba Andrew, sino un nuevo Gerente de Trinity a quien felicitaron por los resultados que a la fecha tenía la empresa, el mismo indico que le agradecía a la junta directiva, su equipo de trabajo y especialmente a Andrew O`Brien, su antecesor por los excelentes consejos que le ofreció, casualmente en la estación del metro.
El autor del libro destaca que los gerentes verdaderamente grandes hacen dos cosas: reconocen sus fallas y no se dan por vencidos ante ellas.